Nada como el tan esperado día de una boda y jurarse amor eterno con el ser que más amas en esta tierra.
Y nada para el padre de la novia, como ese difícil pero emocionante momento de dar un paso atrás para que otro hombre entre de forma definitiva en la vida de su hija.
Para muchas novias el baile con su padre puede ser uno de esos momentos para el que sin duda se preparan por mucho tiempo.
Y en el que es imposible dejar de derramar un par de lágrimas, cuando con el corazón les dicen: «Siempre serás el primer hombre en mi vida».
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Es por eso, que Lisa Wilson, no podía concebir que en su boda faltase ese mágico momento que quedaría grabado a fuego en el corazón de todos los presentes, pero especialmente en el suyo y en el de su padre moribundo, David Wilson.
Fue así como Lisa decidió cambiar todos los planes que le habían llevado meses en preparar su boda, con el único fin de no quedarse sin el baile con su padre.
Así que decidió trasladar el lugar de la boda nada más y nada menos que a la habitación del hospital, donde yacía su padre enfermo.
Además, pensando en la posibilidad de que su padre no alcanzara a verla dar el sí para siempre, adelantó la fecha una semana antes.
«No, este no es el sueño de una novia», dijo Lisa.
Su padre, David Wilson, padecía de un cáncer extremadamente raro, y sus posibilidades de sobrevivir eran nulas.
Conforme pasaban los días, su calidad de vida empeoraba, y su único deseo era ver a su hija feliz, formando un hogar junto a un hombre que la ame de verdad.
La ceremonia tuvo lugar efectivamente frente a la cama de David. Lisa y Robert Pantoja, el novio de Lisa, se declararon los votos frente a los presentes. Y para el padre de Lisa ese momento ya era suficientemente emotivo.
Sin embargo, lo mejor todavía estaba por venir. Lisa no concebía no poder bailar con su padre.
«Le dije: Este es mi baile padre e hija contigo, y él me dijo: No puedo. Yo le dije: Yo voy a bailar contigo, quiero bailar con tus manos», dijo Wilson emocionada.
Y Lisa, en un esfuerzo por contener sus lágrimas, tomó las manos de su padre, y al ritmo de la canción de Whitney Houston: «I’ll always love you», cumplieron el sueño de ambos, bailando románticamente, en un momento que durará hasta la eternidad.
Recordando ese momento, Robert Pantoja dijo:
«Me miró, eres el afortunado. Te ganaste la lotería, conseguiste a mi bebé».
Definitivamente, es imposible ver el video sin que las lágrimas salten a los ojos. Y peor aún ver a todos los presentes, tratando de contener el llanto. ¡No es para menos!
https://youtu.be/-GcjNAzMTwc